Los cambios de estación se ven manifestados también en nuestro cuerpo y por supuesto también en nuestra piel. Si adaptamos nuestros hábitos de salud a la salida del verano y entrada del otoño, nos sentiremos más en sintonía con esta época y respetaremos nuestras necesidades del momento.
En el otoño podemos observar como la vegetación pierde en gran parte sus hojas y dedica sus esfuerzos a renovarse y repararse. Venimos del verano, dónde hemos gastado la energía acumulada a lo largo del año con sus largos días y ahora toca regenerarse.
Es lo que nos pasa por ejemplo en el pelo, que pasa por su fase telógena y por ello podemos sentir como tenemos mucha más caída en esta época. De la misma manera, la piel durante el verano ha estado expuesta al Sol de forma habitual por lo que se ha podido dañar más intensamente por lo que no podemos olvidar los antioxidantes en nuestra rutina de salud.
No es casualidad que la naturaleza ahora nos provea con alimentos tan antioxidantes como las moras o los higos, subministrándonos la dosis de antioxidantes que necesitamos. También podemos tomar 3 nueces de Brasil al día que nos darán selenio a raudales.
La bajada de temperaturas provoca vasoconstricción, los vasos sanguíneos se achican para evitar la perdida de calor, provocando que lleguen menos nutrientes a las partes más periféricas y con vasos pequeños como puede ser la piel. Por ello podemos sentir la piel más deshidratada incluso más agrietada. Para acompañar este proceso es importante que nos nutramos correctamente. La propia estación nos invita a comidas más consistes en contraste con la ligereza de los platos de verano. Por lo que incrementar las grasas saludables como los frutos secos, las semillas o los aceites de calidad nos vendrán genial para nutrirnos internamente e incrementar la hidratación de la piel. Los frutos rojos y la vitamina C también ayudan a facilitar la circulación y hacen llegar los nutrientes necesarios a la piel y demás tejidos. Poner en nuestros platos los carbohidratos complejos como los tubérculos y verduras de raíz como las zanahorias, el boniato, la calabaza… nos aportarán energía de calidad para esta época. No hay que olvidar una buena hidratación que puede combinar el agua con infusiones que lleven especias como clavo, cardamomo o jengibre que nos generarán calor interno.
Espero que estos consejos te ayuden a nutrirte para el otoño y así dar a tu piel todo lo que necesita internamente para esta estación.
Artículo escrito por Marta Marcé